» El señor que sabía cómo vivir.

21 de agosto de 2016

El señor que sabía cómo vivir nació en un parto sin dolor, se golpeó a sí mismo en las nalgas y emitió un correctísimo llanto rico en armónicos para dejar claro que estaba bien y que iba a ser un señor que sabría cómo vivir. Y así fue.

De niño jugó cuando tocaba y estudió lo que necesitaba para llegar a ser eso que la gente llamaba “alguien en la vida”. Creció disfrutando de las pequeñas cosas y mostrando la mezcla justa entre locura y responsabilidad.

Viajó, amó, se rió mucho, se rodeó de buena gente, comió cosas ricas, cuidó su cuerpo, y encontró el punto exacto de cocción de la paella y de la tortilla de patatas.

Plantó dos árboles, escribió dos libros y tuvo dos hijos. Sí, sabía vivir tan bien que duplicó el canon de la felicidad humana.

Y, de pronto, a punto de alcanzar su madurez como había que hacerlo, alguien vestido con bata blanca le dijo al señor que sabía cómo vivir que se estaba muriendo.

Morir. Morir de repente. Morir sin más. Sin haber hecho nada. Eso no sabía hacerlo.

Primero se asustó, sintió miedo y también se sintió pequeñito. Y después intentó hacer todo lo que tenía pensado antes de saber que se moría. Intentó hacerlo sin pensar en que moriría. Pero no pudo.

No le quedó otra que hacer todas las cosas sin olvidar que no sabía cómo morir. Empezó a vivir sin saber. Y notó que algo había cambiado. Era martes.

Cogió un papel, cogió un bolígrafo y, con una letra algo menos perfecta de lo que acostumbraba a ser la suya, escribió: “Empiezo a vivir ahora. Llevo haciéndolo mal todo este tiempo. Lo contrario de vivir es saber cómo se hace”.